Este libro es la contribución más conocida del filósofo Stephen E. Toulmin. Es el autor de otras importantes contribuciones a la filosofía de la ciencia (The Philosophy of Science: An Introduction, 1953), a la ética (An Examination of the Place of Reason in Ethics, 1950, y, en colaboración con A. R. Jonsen, The Abuse of Casuistry: A History of Moral Reasoning, 1988), a la teoría de la racionalidad (Cosmopolis: The Hidden Agenda of Modernity, 1990, y Return to Reason, 2001) o a la historia de las ideas (con A. Janik, Wittgenstein Vienna, 1973). Su compromiso fue siempre con la racionalidad, pero con la racionalidad, podemos decir, encarnada, no sub specie aeternitatis, con la racionalidad en su contexto. Tal vez por ello, como ahora es bien conocido, la idea central de Toulmin en este libro es que argumentar consiste en aportar unos datos (data) que llevan a una conclusión (claim), fundados en una garantía (warrant), que cuenta con un respaldo (backing), y que no ha sido revocada (rebuttal). Se ha convertido en una de las obras cruciales de la teoría de la argumentación, la teoría del discurso, la lógica informal, la retórica y la inteligencia artificial. Su recepción en la teoría jurídica goza también de un gran predicamento.